La Bóveda
está compuesta por figuras de grandes proporciones, todas ellas inspiradas en
el Génesis de la Biblia. Las figuras se organizan en tres registros
superpuestos: los lunetos, las enjutas y pechinas y la sección central. En la
sección central está narrado las primeras historias del Génesis, que abarca
desde la creación del mundo hasta el diluvio universal. Entre las escenas
centrales se encuentran los Ignudi o personajes desnudos, todos ellos sentados
sobre elementos cúbicos. En las enjutas y lunetos de la bóveda aparecen
representados los antecesores de Cristo. Entre los lunetos se encuentras los
profetas y las sibilas. En las pechinas, que se encuentran en los cuatro
costados de la bóveda, se hallan las historias de Israel. Todos ellos parecen
estar encerrados dentro de esculturas y estructuras arquitectónicas y, aunque
parecen auténticas esculturas, son pinturas hechas tridimensionalmente
generando una ilusión óptica al espectador.
Las
figuras humanas contienen proporciones exageradamente grandes, de manera a que
puedan ser vistas desde una gran altura. Todas ellas parecen salir del cuadro,
esto debido a la tridimensionalidad que manejó el artista en sus esculturas y
que lo manejó también en sus pinturas. En el centro de la bóveda se encuentran
las escenas principales del Génesis, todas ellas divididas en grupos de tres.
En el primer grupo, la figura principal es Dios creando el cielo y la tierra,
desde la luz y las tinieblas, hasta las plantas y la separación de las aguas.
En el segundo grupo se encuentra la creación de Adán, la creación de Eva y el
Pecado Original. En el tercero y último grupo ya se narra el diluvio universal
y la borrachera de Noé. La narración arranca desde el extremo próximo al altar
y finaliza en la entrada, un sentido inverso a lo acostumbrado. Todos esos
registros contienen dos tamaños y están colocados de modo alterno. Los
registros menores están custodiados, cada uno, por cuatro personajes desnudos.
Son como gigantes que sostienen orlas vegetales y medallones de bronce.
Alrededor de la composición principal se encuentran las enjutas y lunetos,
donde aparecen los antepasados de Cristo como Salomón, David, entre otros. Entre
los lunetos se encuentran, en orden alterno, los profetas bíblicos y las
sibilas. Estas últimas son adivinas griegas, lo cual se genera un vínculo entre
el mundo antiguo y el mundo cristiano. Todos ellos también son
proporcionalmente gigantes, con mucha masa muscular. A pesar de eso, están en
diferentes posiciones de acuerdo a sus características y temperamentos. Finalmente,
las cuatro pechinas de los ángulos extremos, completan la composición. En las
mismas narran las historias características de Israel, como la historia de
Judit, David y Goliat, la serpiente de bronce y el castigo de Aman.
Así como
cada figura está puesta de manera alternada, también pasan con las diversas
esculturas que el artista pintó alrededor de los profetas y sibilas. Cada uno
está rodeado por cuatro esculturas de criaturas encima de dos pilares, formando
dos grupos. Son niños y niñas puestos en orden alterno. Las mismas esculturas,
así como también las construcciones arquitectónicas que rodean a los
personajes, en realidad son también pinturas. Esto es debido a que el artista,
toda su vida, creó esculturas y obras arquitectónicas donde hay que tener en
cuenta la tridimensionalidad para llevarlas a cabo.
Está claro
que la intención del artista fue representar, de manera gráfica, la historia
del Génesis. Pero también existen elementos de la mitología griega, lo cual le
da un vínculo entre la antigüedad y el cristianismo. Esto era normal en aquella
época, dado que en el Renacimiento muchos artistas y estudiosos mostraron un
gran interés sobre las costumbres paganas de las culturas grecorromanas de la
Antigüedad. Cada personaje es dinámico. No hay uno solo que no represente su
temperamento o su estado de humor, de manera a que se pueden encontrar
personajes serios, sorprendidos, pensativos y hasta furiosos. Las historias de
Israel, así como también los profetas, las sibilas y los antepasados de Cristo,
serían todas las causas que generarían la preparación para el nacimiento del
hijo de Dios. Todos ellos, en diferentes momentos y en diferentes profecías,
parecieran estar profetizando lo que vendría cuando terminara el Antiguo
Testamento y comenzara la era de la cristiandad. Las figuras, tanto hombres
como mujeres, tienen mucha musculatura. Muchos argumentan que ese sería el
prototipo de belleza del artista: personas musculosas, grandes y altas. Dado
que hasta las mujeres tienen músculos, muchos argumentan que Miguel Angel solo
usaba modelos masculinos, dado que la anatomía de la mujer es más bien fina y
delicada.
Se
requiere de muchos estudios y de mucha disciplina para crear figuras de grandes
proporciones y a una gran altura. Miguel Angel pudo lograrlo, por lo que sus
figuras no son desproporcionadas y, a pesar de ser enormes, contienen mucho
movimiento y dinamismo. No hay ninguna figura que esté quieta o con expresión
neutra. Todas parecieran querer comunicar algo a través de sus poses o
expresiones. Los colores son fuertes y contrastantes, de manera a que impacten
con una primera mirada. Esos colores recién fueron descubiertos en la última
restauración, donde se sacaron capas y capas de pintura hasta llegar al color
original. Y por la tridimensionalidad de las falsas esculturas y construcciones
arquitectónicas, queda bien claro que el artista tenía un dominio completo
sobre la perspectiva. Con todo esto, esta obra influyó en muchos otros artistas
que intentaron superarlo. Pero nadie logró lo que Miguel Angel pudo al crear la
bóveda de la capilla Sixtina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario