La Naturaleza muerta (o bodegón, como lo dicen los
españoles) es un género pictórico que retrata las agrupaciones de objetos
inanimados. Se le concibe como una composición integrada por elementos vistos
de cerca, generalmente en un primer plano, sobre un fondo poco precisos. El
bodegón da al artista más libertad compositiva que otros géneros pictóricos
como el paisaje o los retratos. Es el mejor género para aprender a distribuir
las formas y los elementos sobre cierta superficie. Es el primer modelo que se toma
como referente cuando se inicia un programa de aprendizaje artístico, dado que
en la naturaleza muerta se aprende a utilizar los elementos de lenguaje
pictórico: la forma, el color, el espacio y la textura.
A continuación una “breve” cronología de la naturaleza
muerta a lo largo de los tiempos ^^
Antecedentes
Se creía que los objetos relacionados con la comida y la
vida doméstica se harían reales en el más allá, dispuestos para que los muertos
los usaran. Por lo tanto, desde el antiguo Egipto, ya se adornaban las tumbas
con bodegones. La apreciación popular del realismo en el bodegón se relaciona
con la leyenda griega antigua de Zeuxis y Parrasio, de quienes se dice que
compitieron por crear los objetos más parecidos a la realidad, siendo éstas las
descripciones más antiguas de la historia de pintura de trampantojo. Como
Plinio el Viejo relataba en los tiempos romanos, los artistas griegos de siglos
antes ya eran muy diestros en el retrato y el bodegón. Distinguió a Peiraikos,
«cuya maestría muy pocos sobrepasan... Pintó tenderetes de zapateros y
barberías, asnos, plantas y cosas semejantes, y por esa razón le llamaron el
"pintor de los objetos vulgares"; aún así estas obras eran en
conjunto deliciosas, y se vendían a precios más altos que las más grandes
[pinturas] de muchos otros artistas»
Edad Media
A partir de 1300, comenzando por Giotto y sus seguidores, la
pintura de bodegón revivió en las pinturas de tema religioso en forma de
objetos de la vida cotidiana que acompañaban a las figuras protagonistas. El
desarrollo de la técnica de pintura al óleo por van Eyck y otros artistas del
norte de Europa permitió pintar objetos cotidianos en un estilo hiperrealista,
debido a su secado más lento, y la posibilidad de mezclar y trabajar por capas
los colores al óleo. En esta época, las representaciones sencillas de bodegones
sin figuras empezaban a pintarse en la parte externa de las puertas de pinturas
de devoción privada, con función principalmente decorativa. Otro
paso hacia el bodegón autónomo fue pintar flores en jarros u otros objetos con
un contenido heráldico o simbólico en la parte posterior de retratos seculares
alrededor del año 1475.
Renacimiento
Entre los primeros en liberarse del significado religioso
del bodegón estuvieron Leonardo da Vinci, quien creó estudios a la acuarela de
fruta (alrededor de 1495) como parte de su incansable examen de la naturaleza,
y Alberto Durero, quien también hizo dibujos detallados de la flora y la fauna.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XVI había evolucionado el bodegón
autónomo. Gradualmente, el contenido religioso disminuyó en tamaño y
lugar en estas pinturas, aunque las lecciones morales siguieron estando
implícitas. Un ejemplo es La carnicería de Joachim Beuckelaer (1568),
con su representación realista de carnes crudas dominando el primer plano,
mientras que la escena del fondo transmite los peligros de la ebriedad y la
lascivia.
Siglo XVII y XVIII
Aunque la pintura de bodegón italiana estaba ganando en
popularidad, permaneció históricamente menos respetada que la pintura de «gran
estilo» de temas históricos, religiosos y míticos. Destacados académicos de
principios de los años 1600, como Andrea Sacchi, sentía que la escena de género
y el bodegón no portaban la gravitas que hace que la pintura sea
considerada grande. Por otro lado, exitosos artistas de bodegón italianos
encontraron amplio mecenazgo en su tiempo. Este género fue muy cultivado en la pintura
holandesa del siglo XVII, como puede verse, por ejemplo, en la Naturaleza
muerta de Willem Heda (1637). El bodegón se independizó en el nuevo clima
artístico de los Países Bajos, con el nombre de stilleven («naturaleza
tranquila»), mientras que en las lenguas romances, y en ruso, se prefieren
términos relacionados con la «naturaleza muerta». Mientras los artistas
encontraban oportunidad limitada para producir la iconografía religiosa que
durante mucho tiempo había sido su principal industria, ya que las imágenes de
temas religiosos estaban prohibidas en la iglesia protestante reformada
holandesa, la tradición septentrional de realismo detallado y símbolos ocultos
atraían a las crecientes clases medias holandesas, que estaban reemplazando a
la iglesia y el estado como los principales mecenas del arte en los Países
Bajos. La importancia que adquirió el bodegón en la España del siglo XVII sólo
ha empezado a ser reconocida en fechas recientes. La escasa representación de
bodegones pintados por artistas españoles en las colecciones reales (donde no
eran escasos los llegados de fuera) y, en consecuencia, su reducida
representación en los primeros momentos del Museo Nacional del Prado, pudo ser
un factor determinante del olvido que pesó sobre este género hasta bien entrado
el siglo XX. La revalorización comenzó en 1935 con la exposición Floreros y
bodegones en la pintura española organizada por la Sociedad de Amigos del
Arte, donde destacó la presentación del Bodegón de caza, hortalizas y frutas
de Juan Sánchez Cotán, y prosiguió en 1941 al llegar al Prado por donación el Bodegón
de cacharros de Zurbarán. En el
siglo XVIII, las connotaciones religiosas y alegóricas de bodegón se
abandonaron y las pinturas de mesa de cocina evolucionaron hasta ser calculadas
representaciones de variado color y forma, mostrando comidas cotidianas. La
aristocracia francesa contrató a artistas para ejecutar pinturas de pródigos y
extravagantes bodegones que honraban sus mesas, también sin el mensaje
moralista de la vanitas de sus predecesores holandeses. El amor rococó
por el artificio llevó a un auge en la apreciación francesa por el trampantojo
(llamado en francés trompe l'oeil («engañar el ojo»). Los bodegones de Chardin
emplean una variedad de técnicas desde el realismo al estilo holandés a
armonías más suaves. En los Estados Unidos, en la época
revolucionaria, los artistas estadounidenses formados en el extranjero
aplicaron estilos europeos al retrato y los bodegones. Charles Willson Peale
fundó una familia de prominentes pintores estadounidenses y también una
sociedad para la formación de artistas, así como un museo de curiosidades
naturales. Su hijo Raphaelle Peale fue integrante de un grupo de bodegonistas
que también incluyó a John F. Francis, Charles Bird King y John Johnston.
Siglo XIX
Con el surgimiento de las academias europeas, muy
destacadamente de la Academia francesa, que tuvo un papel central en el llamado
arte académico, el bodegón comenzó a decaer. Las academias establecieron una jerarquía
de los géneros (o «Jerarquía del tema tratado»), que consideraba que el mérito
artístico de una pintura radicaba ante todo en su tema. Según este sistema, la
forma más alta de pintura era la denominada Pintura de historia, aquella que
representaba temas históricos, alegóricos, mitológicos o religiosos, quedando
el bodegón en el rango más inferior del reconocimiento artístico. Con el
declive final de la jerarquía académica en Europa y el auge de los pintores impresionistas
y posimpresionistas, la técnica y armonía de color triunfaron sobre el tema, y
el bodegón volvió a ser tratado y versionado según las nuevas corrientes
pictóricas. En sus primeros bodegones, Claude Monet muestra la influencia de
Fantin-Latour, pero fue uno de los primeros que rompió con la tradición del fondo
oscuro, que Pierre-Auguste Renoir también descarta en su Bodegón con ramo y
abanico (1871), con su brillante fondo naranja. En el bodegón
impresionista, el contenido alegórico y mitológico está completamente ausente,
importando más la armonía cromática y el tratamiento luminoso. Es curioso
comprobar cómo impresionistas y posimpresionistas, aunque inspirándose en el
color de la naturaleza, reinterpretaron su visión del mismo, de modo que a
veces sus cuadros resultaban marcadamente antinaturales. Como afirmó Gauguin,
«Los colores tienen sus propios significados». También se intentaron
variaciones en la perspectiva, como puede verse en Fruta mostrada en un
perchero de Gustave Caillebotte, «una pintura de la que se burlaron en la
época como una muestra de fruta a vista de pájaro»
Siglo XX y ahorita nomás
Las primeras cuatro décadas del siglo XX formaron un periodo excepcional de fermento y revolución artística. Los movimientos de vanguardia evolucionaron con rapidez y se superpusieron en su marcha hacia la abstracción total, lo no figurativo. El bodegón, así como otros géneros, continuaron evolucionando hasta mediados de siglo, cuando la abstracción total, ejemplificada por la pintura de goteo de Jackson Pollock, eliminaron todo elemento reconocible. Paul Cézanne encontró en el bodegón el vehículo perfecto para su revolucionaria búsqueda de la organización espacial geométrica. Para Cézanne, el bodegón fue un medio de alejar la pintura de su función mimética o ilustrativa, mostrando independientemente los elementos de color, forma y línea, un gran paso hacia el arte abstracto. Así, los experimentos de Cézanne infuirán grandemente en el desarrollo del bodegón cubista a principios del siglo XX. Cuando los artistas estadounidenses del siglo XX fueron conscientes del modernismo europeo, comenzaron a interpretar los temas de bodegón con una combinación de realismo americano y abstracción cubista. Típicos bodegones estadounidenses de la época son las pinturas de Georgia O'Keeffe, Stuart Davis y Marsden Hartley, y las fotografías de Edward Weston. Las pinturas de flores vistas en primer plano de O’Keeffe revelan tanto la estructura física y el subtexto emocional de pétalos y hojas de una manera sin precedentes. El auge del fotorrealismo en los años setenta rafirmó la representación ilusionística, al tiempo que conservaba algo del mensaje pop de la fusión de objeto, imagen y producto comercial. Típicas a este respecto son las pinturas de Don Eddy y Ralph Goings. En las últimas tres décadas, el bodegón se ha expandido más allá de los límites de un marco, con técnicas mixtas que emplean objetos reales, fotografía, vídeo y sonido. Las obras generadas por ordenador han expandido las técnicas disponibles a los artistas de bodegones. Con el uso de videocámaras, los creadores pueden incluso incorporar al espectador a su obra.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Bodeg%C3%B3n y apuntes
de clases XD
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