La República es un libro que escribió Platón hace siglos atrás. Se trata de las charlas que tuvieron Sócrates y él con unos amigos, en donde hablan de cómo sería un Estado ideal y perfecto.
Comienzan hablando de la justicia, si solo tienen justicia los más fuertes o tiene que existir la justicia para todos. Sócrates, como siempre, asume que no sabe nada y que, para que haya justicia, tiene que haber una buena educación. No solo hay que educar al cuerpo, también al alma. Es en esta parte donde empiezan a modelar un Estado ideal, en donde todos tengan sus responsabilidades y a nadie le falte nada.
Primero, el pueblo debe estar gobernado por gobernantes. Éstos no deben poseer objetos de lujo ni caer en la vanidad ni en el placer. En una parte sostienen que son los filósofos los que tienen que gobernar, dado que son ellos los que “salen de las cuevas” para buscar “el significado de las sombras”. Son los filósofos los que cuestionan las dudosas creencias en que se basan las personas para realizar sus actos. Mientras la mayoría sostiene que las sombras son la única verdad, los filósofos son los que aseguran que es el sol quien forma a las sombras.
En todo gobierno deben de haber soldados que defiendan al pueblo. Estos soldados no solo deben ser entrenados físicamente, sino también en el alma. Deben estar preparados para defender a los demás a toda costa y, sobre todo, tampoco caer en los lujos ni tener amantes, dado que todo eso podría perjudicar el alma y pensar más en el placer que en el bien del pueblo. La felicidad, en este ámbito, no es lo importante. El hacer bien el trabajo encomendado para el bien común, es cuando se encuentra la verdadera felicidad.
Mientras todos se encarguen de sus puestos, habrá justicia. Estas personas no solo tendrían buena salud física, también tendrían buena salud del alma. Todo eso se logra con una buena educación, entrenándolos desde pequeños para ser personas fuertes y responsables. Otro detalle a aclarar es que, no solo los hombres asumen altos puestos de autoridad. También las mujeres deben tener la misma educación que los guardianes. Ellas también tienen las mismas capacidades que los hombres, solo que en menor grado. Tanto hombres como mujeres pueden trabajar en conjunto para un mismo fin.
Los filósofos reconocen tres tipos de Estados ideales de un pueblo: la monarquía (gobierno de uno), la aristocracia (gobierno de algunos) y la democracia (gobierno de todos). Y también existen sus contrapuestos: si el monarca da abuso de su autoridad sin atender los intereses del pueblo, su gobierno se convierte en tiranía. Pasa lo mismo con la aristocracia, en donde si existiera un estado de corrupción en la misma, se convertiría en oligarquía. Y la democracia debe trabajar duro para no caer en una demagogia. Y esas contrapartes se originan cuando el o los gobernantes son personas egoístas, que usan la violencia para lograr sus propósitos y esclaviza al pueblo sumiéndolos en la pobreza, sin prestar demasiada atención en la salud y la educación.
Al final de esta larga charla, Sócrates termina la discusión con esta frase propia de su sabiduría: El alma, es lo bastante fuerte para tolerar todos los bienes y todos los males; sin embargo, guiada por la inteligencia, debe seguir el camino del bien y practicar la justicia, para que cada uno sea el mejor amigo de sí mismo y de los dioses, haciéndose acreedor a una verdadera inmortalidad.
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